viernes, 22 de junio de 2018

Molinillo de Café

     Hoy me he levantado nostálgica y os voy a contar como dar a tu hogar un toque "vintage". Cualquier objeto de decoración antiguo que tengas por casa, o que alguien no utilice y lo vaya a tirar, aprovéchalo, ya que le puedes dar otro aire dándole unos retoques con acierto. Ya sabéis que hoy en día el estilo vintage es una de las tendencias de decoración más de moda. Ahora la moda está en lo retro... todo lo que usaban nuestros abuelos vuelve a la actualidad. 
Cualquier objeto de antaño que queráis recupera se puede hacer dándole algunos retoques, así podéis poner al día una radio antigua, una plancha de carbón o como es el caso de hoy, un molinillo de café.
En el siglo XVI llegó el café a Europa, y para moler sus granos se tuvo que crear un objeto con el que poder hacerlo, así se inventó el molinillo de café. Al principio se hacía con un mortero, pero poco a poco se fueron creando aparatos para poder hacerlo más rápidamente. Los primeros aparecieron en Europa y en Turquía al mismo tiempo, fue en el siglo XVII.
Como curiosidad os diré que los de Turquía eran de cobre o latón y adornados con piedras preciosas. En Francia los primeros molinillos eran modelos de lujo para los salones de la alta nobleza. El más conocido era el modelo Luis XIV. Como curiosidad os diré que en Ruán (Normandía) se encuentra el Museo de "Secq des Tournelles", donde podréis ver una preciosa colección de molinillos de café de salón.



Este es el antes y después del Molinillo de Café.
Era un Molinillo viejísimo, que lo iban a tirar y pensé... esto tiene arreglo, y me puse manos a la obra.
Lo primero que tienes que pensar es saber dónde lo vas a colocar cuando lo restaures para saber como lo tienes que decorar. En este caso iba a estar en la cocina, ya que para un molinillo de café no hay mejor lugar. El segundo paso es ver los tonos que pueden irle mejor al objeto que vas a restaurar, en este caso el molinillo. Para eso tienes que ver el entorno, si por ejemplo la cocina va en tonos verdes, dejarlo en madera natural sería lo más acertado, o si la cocina es blanca, le iría cualquier color. En este caso la cocina es un combinado de madera oscura y vainilla. Por lo tanto opté por hacerlo en dos colores, por un lado dejarle la madera natural en el cajón y las partes de arriba y abajo y la parte central pintarla en color vainilla, lo más parecida a los muebles de la cocina.


Nos ponemos manos a la obra, y lo primero que tenemos que hacer es coger un poco de lana de acero (es parecido a las nanas, pero mucho más fino) y se lo pasamos a la parte metálica ya que está completamente oxidada y tiene una especie de polvo rojizo, que va saliendo a medida que le pasamos la lana de acero. Una vez pasada la lana de acero, nos queda brillante (luego lo matizaremos con polvo de grafito y cera, para dejarlo con aspecto de hierro envejecido).
Una vez hecho esto, pasamos a la madera y lo primero que tenemos que hacer en este caso es limpiarlo, porque esta pieza está en madera natural y no está pintado. Si estuviera pintado tendríamos que quitar la pintura bien con una lija manualmente o con un decapante químico. Pero como he dicho anteriormente no es el caso, ya que quiero dejar arriba y abajo la madera natural, incluido el cajón. En el mercado existen distintos limpiadores para madera, echamos un poquito en un recipiente y procedemos a su limpieza.


Antes de ponernos a pintar hemos de mirar si la madera está en perfecto estado o si hay alguna rajita o agujerito que tapar, ya que los objetos antiguos y con tantos años suelen tener algún desperfecto. 
Si hubiera que reparar algún desperfecto, se podría hacer con masilla al agua para madera, lo venden en cualquier ferretería o centro de bricolaje, es fácil de aplicar y hay una gran variedad de colores.
Ahora lo que tenemos que hacer es proteger la madera que no queremos pintar y ponerle cinta de papel para protegerlo.
Seguidamente elegimos la pintura para darle el tono deseado. En este caso el color es vainilla y como suelo utilizar en casa muchas pinturas, para no tener tantos botes, uso un único color, el blanco y luego tengo muchos tintes. En este caso para hacer el color vainilla eché unas gotas de color ocre, que fui mezclando con el blanco poco a poco hasta llegar al color deseado, que en este caso era igual que los muebles de mi cocina.

Una vez pintado - por cierto pintad con pintura al agua, es mucho más ecológica y más fácil para limpiar, sobre todo para las brochas, que se limpian con agua en lugar de aguarrás- para que quede con más gracia, vamos a colocar una plaquita para adornar un poco más el molinillo. Al principio la iba a poner metálica, pero finalmente pensé que quedaría mejor en madera, para parecer aún más rústica.
Para la placa, he utilizado un pequeño trocito de una tabla de contrachapado, que se suele utilizar para manualidades. luego con una hoja de sierra muy fina lo corté en forma de rectángulo, una vez cortado fui redondeando las esquinas. Por último con una lija fui dando forma redondeada a las esquinas, hasta dejarlo de forma ovalada. Con un grabador puse la palabra "Café", luego hice pruebas en el contrachapado para tintarlo de un color lo más parecido posible a la madera del molinillo, y por último lo pegué en centro.




Cuando ya tenemos todo esto y aparentemente está terminado, damos un último retoque como os dije antes a la parte metálica, para que quede aspecto antiguo. Esto se hace mezclando cera y polvo de grafito. Se va aplicando con la ayuda de un paño suave.
Una vez acabado, cuando ya esté a nuestro gusto, nos queda dar el último retoque para protegerlo. Le vamos a dar un barniz mate o satinado, así podemos limpiarlo con un paño húmedo cada vez que haga falta, ya que al estar en la cocina se manchará con facilidad.
El barniz que sea también al agua ya que tiene muchas más ventajas que el barniz tradicional. Algunas ventajas frente a los  tradicionales son la longevidad, la resistencia y la baja toxicidad, son mucho menos contaminantes. Además este tipo de barniz al agua tiene un secado muy rápido, tarda mucho menos en secar que el barniz tradicional. 


Una vez terminado viene la parte más agradable, que es buscar el lugar más adecuado para ponerlo. Aunque el Molinillo aún cumple sus funciones, en realidad no lo vamos a utilizar para moler café, ya que normalmente lo compramos molido y si no fuera el caso, lo moleríamos con la Termomix, ya que es mucho más rápido... Por eso he elegido un lugar para que cumpla su función que no es otra que dar un toque retro a la cocina.
El lugar elegido ha sido una estantería de la cocina, donde acompañará a otro objeto de su misma época, una radio antigua.
Espero que os haya gustado la idea. ¡Ya sabéis! si tenéis objetos que guardáis durante años podéis transformarlos en atractivas piezas decorativas y darle un uso distinto al que tuvieron en su origen.
Por eso cuando os pongáis a hacer limpieza y penséis en tirar objetos que ya no usáis, pensadlo dos veces antes de hacerlo y para que esta idea no te vuelva a pasar por la cabeza, saca a flote tu creatividad  y piensa en darle otro tipo de uso.
La restauración os permitirá dar una segunda oportunidad a muebles viejos y objetos que ya no tienen ese brillo original y los puedes transformar en objetos totalmente distintos a lo que fueron en su origen.
Cada vez me gusta más convertir un objeto viejo y usado en un elemento atractivo que pueda decorar y embellecer una estancia. Además son piezas únicas porque nunca encontrarás dos iguales. Por eso os animo a que convirtáis vuestros objetos antiguos, viejos o deteriorados en nuevos objetos echándole un poco de imaginación. 
¡¡Hasta la próxima amigos!!












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viernes, 25 de mayo de 2018

Moulin Rouge (París)

     El "Moulin Rouge" es un famoso cabaret parisino construido en 1889, durante la época conocida como Belle Epoque. Realizado por un español llamado Josep Oller, propietario también de otros lugares con gran renombre como el Teatro "Olimpia" de París. Situado en el barrio rojo de Pigalle, un barrio de París muy cerca del "Sacré-Coeur", a los pies de la colina de Montmartre.
El Cabaret es un espectáculo de variedades que combina variados números como baile, magia, canto; con un importante contenido erótico. Suelen ser lugares muy pequeños para que haya un contacto íntimo entre público y artista.



viernes, 4 de mayo de 2018

Saquitos de pollo con cebolla caramelizada


     Este plato es muy sencillo de realizar, no da pereza ponerse a hacerlo y el resultado es vistoso. Se puede hacer incluso para cocina de invitados. El ingrediente principal son las pechugas de pollo.
La cantidad de pollo dependerá de los comensales, yo suelo hacer cuatro pechugas y comemos cuatro pero siempre sobra bastante. Incluso cuando vienen invitados, también hago cuatro pechugas porque lo pongo como entrante, al principio con los aperitivos. 
Es un plato que da mucho juego ya que como os digo lo podéis poner de segundo plato o como entrante.

Ingredientes:

- 4 Pechugas de pollo
- 2 cebollas medianas
- Pasta Filo o similar
- Aceite
- Un huevo (para pintar los saquitos)
- Cebollino (para atar los saquitos)
- Sal
- Pimienta (opcional)
- Vinagre de Módena
- Azúcar moreno
- Vino tipo "Málaga Virgen" (opcional)
- Pasas (opcional)



En primer lugar troceamos la pechuga en trocitos pequeños, para que quepan mejor en los saquitos que vamos a hacer. 
Una vez cortado, echamos un poquito de sal y pimienta al gusto y reservamos.
Por otro lado, vamos cortando la cebolla en juliana, es decir en tiras alargadas, no en cuadraditos. Una vez cortada ponemos aceite a calentar en una sartén y ya templado echamos la cebolla. Se tiene que hacer a fuego muy lento, y cuando esté bien hecha se le añade un par de cucharaditas de azúcar moreno, se remueve bien y se va dorando junto a la cebolla.

Una vez bien ligado añadimos un chorrito de vinagre de Módena, si no tenéis este vinagre, podéis añadir vinagre de vino, pero siempre el de Módena le da un toque distinto.
Cuando tengamos ya la cebolla caramelizada, vamos con el pollo. Haremos lo mismo, calentaremos un poquito de aceite y lo echaremos para dorar. Hay quienes añaden  crudo el pollo a la cebolla, pero a mi me gusta hacerlo a parte, sabe distinto y no se recuece.
Una vez doradito, lo escurrimos bien y lo añadimos a la cebolla, lo rehogamos todo en la sartén. Una vez que está todo bien ligado, añadimos al pollo y a la cebolla unas pasas (con el vino) que previamente habremos puesto en remojo como diez minutos antes en medio vaso de vino tipo "Málaga Virgen" u otro vino dulce parecido -ojo, no el vino blanco que se suele utilizar para cocinar-. Removemos todo bien durante unos minutos, para que el vino se evapore y apagamos el fuego.




Los saquitos los podemos hacer del tamaño que nos venga mejor. Como vienen muchas hojas, lo que suelo hacer yo, es dividirlo en cuatro.
Extendemos sobre la encimera o la mesa donde vayamos a hacerlo la masa filo, que es una masa muy fina, la cortamos y sobre ella echamos el relleno. Luego juntamos los cuatro picos y lo atamos con las tiras de cebollinos (los encontré en Mercadona) se atan muy bien y no se rompen.



Ahora ponemos papel vegetal en la bandeja del horno y comenzamos a poner los saquitos ya cerrados encima.
En un plato batimos un huevo y comenzamos a pintar uno por uno para que al meterlos en el horno queden doraditos y con buen color.
Una vez que hayamos untado todos, los metemos al horno y lo ponemos a 180 durante diez minutos más o menos. Vamos mirando de vez en cuando para que no se oscurezcan demasiado.





Cuando vemos que se comienza a dorar ya podemos sacarlo. Se hace muy rápido, ya que en realidad el pollo está hecho, se mete al horno sólo para dar un toque a los saquitos y que queden crujientes y vistosos.
El horno no hace falta que esté por arriba, aunque si queréis hacerlo más rápido lo podéis poner un poquito y dar un golpe de calor, así  se hace en un instante.

Y por último como dicen ahora a "emplatar" . 
Se puede servir con multitud de acompañamientos, eso lo dejo a vuestra elección.
Cocinar es echarle imaginación, por eso os recomiendo variar alguna vez y haced los saquitos con distintos ingredientes. Otra variante con la que quedan muy ricos son los saquitos de morcilla de burgos con manzana rallada. Simplemente tenéis que pelar la morcilla y echarla a la sartén, salteándola con un poquito de manzana rallada. Y el resto ya lo conocéis...




viernes, 13 de abril de 2018

Amsterdam (Paises Bajos)

Hoy os voy  hablar de una ciudad que me gustó mucho, una ciudad muy singular, quizá porque tiene algunas curiosidades que otras ciudades no tienen. Tiene unos entretenimientos muy variados, es abierta y tolerante, con un ambiente que la hace única. Siempre está llena de gente joven y curiosa.
Amsterdam es la capital de los Paises Bajos. Pasó de ser un pueblecito de pescadores en el siglo XII a ser la ciudad más grande del país y un gran centro financiero y cultural de proyecto internacional. Tiene una original arquitectura que se generó en los siglos XVI y XVII, está salpicada con extensos canales y puentes a lo largo de todo el centro de la ciudad.
Hay personas que creen que Ámsterdam es la capital de Holanda y eso es un error, ya que Holanda no es el país, es una región situada  en la costa occidental de los Paises Bajos, donde se encuentra  Ámsterdam.
Empezaré por deciros que el mejor momento para visitar esta ciudad es a partir del mes de abril. Nosotros fuimos en abril y a pesar de tener un tiempo espectacular, con muchísimo sol, hacía un frío... no me quiero imaginar como sería en enero o febrero. En esa época también se pueden visitar los tulipanes, suelen estar desde últimos de marzo hasta mediados de mayo.

Ámsterdam se caracteriza principalmente por sus canales, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, son el símbolo de la ciudad, también llamada "La Venecia del Norte".
Es una ciudad mágica, multicultural y bohemia. Tiene una variada oferta cultural. La ciudad se puede visitar fácilmente, todo está muy cerca, además cuenta con un sistema de transporte muy bueno. Y si te gusta el deporte puedes recorrerla en bicicleta. Es el transporte que más usan los holandeses, tanto para ir a trabajar como por ocio o deporte. Igual ves a un joven en ropa deportiva como a un ejecutivo de punta en blanco que va a trabajar en este medio de transporte tan ecológico.
En Ámsterdam como casi todas las ciudades europeas también tiene el "Free Tour" que es un concepto diferente de guías oficiales que te enseñan la ciudad sin un precio establecido. Una vez terminado el tour, dependiendo del grado de satisfacción tú le pagas lo que quieras, es libre. Está muy bien, nosotros lo solemos reservar porque funciona bastante bien y además se esmeran mucho puesto que de eso depende su recompensa. Otra ventaja es que lo haces en tu idioma, siempre hay guías en español. Lo puedes reservar por correo electrónico sin problema, nosotros lo solemos hacer un par de semanas antes. Ellos te mandan la confirmación y la guardas en el móvil. El Tour suele durar unas tres horas y con ellos puedes ver esa peculiar arquitectura de casas altas y estrechas, sus casas flotantes sobre canales y los lugares más interesantes.
En cuanto al hotel, apartamento o el alojamiento que hayáis reservado, como siempre os digo cuanto más céntrico mejor dentro de vuestras posibilidades. Ahorraréis mucho tiempo y evitaréis el transporte. Ámsterdam tiene 8 distritos.
Nosotros reservamos en un hotel situado en la Plaza Dam, lugar donde se originó la ciudad a finales del s. XIII. Es el centro neurálgico de la ciudad, como aquí la Puerta del Sol. Lo reservamos por varios motivos, uno de ellos porque los recepcionistas hablaban español, ya que el holandés... aunque no suele haber problema ya que casi todos hablan inglés. Otro motivo fue el económico, estaba muy bien de precio, y sin embargo estaba muy céntrico y además venía muy bien valorado por los clientes
Por si os sirve de ayuda, nosotros cuando llegamos a una ciudad, solemos reservar el Free Tour al día siguiente de la llegada, porque el día que llegas, te pones en situación, das una vuelta por la zona de tu alojamiento, paseas un poco por el centro y vas tomando contacto. Una vez que has hecho el tour ya te sabes manejar por la ciudad y sabes qué merece la pena visitar más despacio.
Al día siguiente de nuestra llegada habíamos quedado con los guías en la Plaza Dam, al lado de nuestro Hotel, comenzamos allí nuestro recorrido y después de enseñarnos los edificios históricos más emblemáticos de la plaza como la Nueva Iglesia, el Palacio Real, el obelisco construido en honor a los caídos en la II Guerra Mundial, nos llevaron por un recorrido a pie para conocer los emplazamientos más destacados como el Barrio Rojo, el pequeño Barrio Chino, que por cierto es el más antiguo de Europa o el Barrio Judío, cuna de Rembrandt y donde visitamos el Mercadillo de Waterlooplein, que lo ponen de lunes a sábado de 9 a 18 horas en la plaza de Waterloo. Es el Mercadillo más grande y antiguo de Ámsterdam.
Luego también visitamos con el guía famosos rincones como el Mercado de las flores (foto) que tiene un bonito colorido y donde también venden bulbos de tulipanes y semillas de muchas otras cosas que no  se venden en España,  como las semillas de Marihuana (foto izda).
Otro lugar que visitamos fue la calle Warmoesstraat, su significado en holandés significa algo así como "calle de las hierbas aromáticas", es una de las más antiguas de la ciudad, cuyo origen data del siglo XIII, limita con el muelle donde en pleno siglo de oro desembarcaban barcos de todos los rincones del mundo y una de las cosas que traían eran flores, y toda la calle dejaba un olor a esas flores, por eso en los siglos XVI y XVII se bautizó la calle con ese nombre. De todas formas esta es una calle por la que pasaréis sin proponéroslo, ya que vengais en tren o en avión saldréis de la Centraal Station, de donde sale esta calle, que te lleva hacia la Plaza Dam, el centro de la ciudad. Se encuentra paralela al río Amstel.

También veréis donde está la casa de Ana Frank, que  luego vosotros podréis visitar más despacio. Si os habéis leído el libro os impresionará, iréis recordando alguna de las escenas del libro y dónde sucedieron.
Lo que os quería decir es que con la visita de los guías ya tenéis una visión más amplia de lo que luego os merecerá la pena visitar más despacio. Por eso os decía de hacer este tour los primeros días para luego poder ampliarlo a vuestro gusto. Como mejor se conoce una ciudad es paseando y viendo como viven sus habitantes y así es como mejor se ven las costumbres del lugar.
Otro de los lugares que visitaréis es el El Begijnhof construido en el siglo XIV (foto de la derecha), una joya escondida en el centro de Ámsterdam, es un beaterio que te encuentras al atravesar la puerta en la plaza de Spuiplein. Es uno de los lugares más especiales de Ámsterdam, un patio medieval donde vivía una congregación católica y laica de mujeres que vivían como monjas sin votos. Es sorprendente, no solo por su belleza, sino por la paz y el recogimiento del lugar dejando a un lado el bullicio del centro de la ciudad.

 Si Ámsterdam es conocida  por sus Canales, sus tulipanes, sus típicos zuecos, no lo es menos por sus Coffee shops, lugares que busca la gente joven y sobre todo los turistas jóvenes que vienen a la ciudad. A la vista podría parecer una simple cafetería, pero nada más lejos de la realidad, es un lugar donde está legalizada la venta y consumo de marihuana, aunque es curioso porque sin embargo están prohibidas las bebidas alcohóliccas y fumar tabaco. La marihuana en los coffee shops se puede consumir de múltiples formas: en forma de té, fumándola, en bollos o magdalenas hechos a base de Cannabis. Pero si queréis entrar por curiosear podéis hacerlo sin problema, os podéis tomar un café o cualquier otra bebida.
Otro conocido lugar en Ámsterdam es el Barrio Rojo. Si vas por la noche destaca por sus luces rojas y la gran cantidad de luces de neón. Está situado en la parte antigua de la ciudad, es el más visitado por los turistas para curiosear. En sus calles se exhiben las prostitutas a través de vitrinas para ofrecer sus servicios y esto genera gran expectación entre los viandantes.

Ámsterdam como dije anteriormente tiene una gran oferta cultural y podéis visitar numerosos museos, dependiendo de los días que estéis podéis ver más o menos. Entre todos destacaría dos el Rijksmuseum también llamado Museo Nacional de Ámsterdam y el Museo Van Gogh. 
El Rijksmuseum alberga una famosa colección de pinturas del Siglo de Oro holandés y una rica colección de arte asiático y Egipcio. Entre sus obras tenemos algunas pinturas muy conocidas como "Ronda de Noche" de Rembrant y "La lechera" de Johannes Vermeer.
El Museo Van Gogh es una pinacoteca que alberga la colección del pintor Vicent van Gogh. Hay unas 200 pinturas y unos 400 dibujos. Algunos de los cuadros más representativos de esta colección son "Los comedores de patatas", "La recámara de Arlés" y una versión de "Los girasoles". También se encuentran en el museo una colección de cartas de Vicent van Gogh.
Como os dije una de las alternativas para conocer Ámsterdam es paseando en bicicleta por sus calles, pero otra manera de conocerla es a través del agua. Podéis hacer un crucero por sus canales históricos. Suele haber paseos guiados donde ofrecen unas preciosas vistas de la arquitectura centenaria, bonitas casas y monumentos.
Otro día podéis ir paseando a visitar las pintorescas casas flotantes, amarradas a orillas de los canales. Tienen todas las comodidades de una casa típica. Son barcos restaurados que se remontan al legado marítimo mercantil de Ámsterdam y en algunos casos tienen más de cien años y conservan sus características originales con instalaciones modernas como la electricidad, calefacción y agua corriente. En los años 60 y 70 hubo mucha demanda de vivienda, como consecuencia este tipo de vivienda aumentó, ya que era una alternativa. Algunas de ellas son preciosas, llaman la atención. Las tienen muy bien amuebladas, a veces son de varios pisos y algunas tienen unas terrazas y jardines espectaculares, con muchas flores.

Ámsterdam es una ciudad que se puede ver en dos, tres días, por lo tanto si tenéis más tiempo merece la pena hacer alguna escapada o excursión cercana.
Si no queréis alquilar un coche, no os preocupéis, no es necesario, pues hay autobuses que suelen salir cerca de la Estación Central que te llevan hasta los pueblecitos más bonitos y turísticos no muy lejos de la ciudad. Y también hay excursiones organizadas. 
Como dije, si vais en el mes de abril o mayo, podéis hacer una excursión muy bonita al Parque Keukenhof, es el parque floral más grande y conocido del mundo, se encuentra en Lisse, entre Ámsterdam y La Haya. Y si vas en coche está muy bien indicado con los carteles que indican dirección "Keukenhof". Los tulipanes de Holanda son famosos en todo el mundo, es un espectáculo ver los campos tan coloridos cuando estás llegando, cada fila de un color, una preciosidad.
En el parque de Keukenhof se plantan más de 7 millones de bulbos florales cada año. Los jardines y los cuatro pabellones forman una fantástica colección de distintas variedades de flores. Hay tulipanes, orquídeas, rosas, jacintos, narcisos, claveles, lirios, azucenas y otras muchas variedades. Sus 15 km de senderos invitan a pasear y relajarse con el colorido de sus tulipanes. En los pabellones se pueden contemplar más de treinta exposiciones de plantas y flores, y entre ellas se descubren numerosas obras de arte expuestas entre las flores.
En Holanda se sabe cuando llega la primavera porque el Keukenhof abre sus puertas. Cada año el parque está dedicado a un tema diferente, un año lo dedicaron a Van Gogh al cumplirse el 125 aniversario de su muerte. Hicieron un mosaico de 250 metros cuadrados creado para la ocasión con la cara de él hecha con tulipanes. Este año 2018 está dedicado al romanticismo y las flores y la fecha de apertura es desde el 22 de marzo al 13 de mayo (las fechas varían cada año), ya sabéis que se abre solo unas semanas al año, entre marzo y mayo.  
Es un placer para los sentidos y para la economía holandesa, que vive de este mercado. La mitad de las flores que se venden a diario en el mundo proceden de Holanda.


Si hay algo típico en Holanda son los Molinos de viento y cerca de Ámsterdam hay algunos como los de Zaanse Shans. Tuvieron muchas funciones, pero seguramente la más importante fuera el drenaje de agua para poder hacer cultivables sus tierras. Actualmente muchos de ellos han sido restaurados y se hacen visitas realmente interesantes. Una vez al año se celebra en Holanda el "Día Nacional del Molino", cada segundo sábado de mayo, 600 molinos de viento y de agua de todo el país abren sus puertas a los visitantes. Hoy en día incluso puedes dormir en un molino, ya que algunos han sido restaurados para alojamiento y otros muchos como restaurantes.
Fue un viaje entrañable, que no acabó aquí, seguimos conociendo un poquito más de Holanda. Muy cerquita de Ámsterdam se encuentran unos pueblos muy bonitos que en otro blog os contaré. Iremos a Edam, pueblo conocido mundialmente por sus quesos. Luego de allí iremos a Volendam, conocida por su puerto y su famosa calle comercial, y por último desde Volendam cogeremos un barco hacia Marken, un pueblecito precioso situado en una isla rodeada por un lago, de película...
Hasta la próxima!!













viernes, 16 de marzo de 2018

Las Médulas (León)


Es un precioso paisaje formado por una antigua explotación minera de oro romana, se encuentra en la zona del Bierzo, en León. Es la mayor mina de oro a cielo abierto del antiguo Imperio romano.
Este entorno fruto de la naturaleza y la acción del hombre,  fue declarado bien de interés cultural en 1996 por su interés arqueológico y en 2002 Monumento Natural. En 1997 lo declararon Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La belleza de este lugar reside en sus colinas rojizas cubiertas de verde por la vegetación en la que se intercalan castaños y robles. Tiene la denominación de "Parque Cultural".
Si queréis tener unas vistas espectaculares del lugar, visitad el Mirador de Orellán, es donde están las mejores vistas panorámicas de las Médulas y si subís al atardecer después de haber hecho alguna ruta por las Médulas completaréis el día.



viernes, 2 de marzo de 2018

Budapest (Hungría)

Budapest, capital de Hungría, es conocida como "La Perla del Danubio", una de las ciudades más bellas de Europa. Es famosa por sus balnearios, sus monumentos históricos y su animada vida noctúrna.
Como ya sabéis, si habéis leído los blogs anteriores, llegamos a Budapest en tren desde Viena. Es un tren de alta velocidad, muy cómodo por cierto y en 2 h 40 minutos estábamos en la Estación Keleti de Budapest. Edificio construido entre 1881-84, en estilo ecléctico (es una tendencia que mezcla diferentes estilos y épocas del arte y la arquitectura, nacido en Francia y se propagó rápidamente por Europa, Rusia y EEUU). Fue una de las estaciones de trenes más modernas de Europa en aquella época. A esta misma estación llegan algunas líneas de metro e incluso hay un servicio de tren rápido que conecta la estación con el Aeropuerto. Por lo tanto vengáis en tren o en avión, llegaréis a esta estación. Se encuentra al final de la Avenida Rákóczi.
Toda esta avenida hacia adelante, nos llevará al centro de la ciudad, donde teníamos nuestro hotel. De camino, como la Avenida Rákóczi es muy larga encontramos un banco y entramos a cambiar algunos euros. Hungría tiene planes para adoptar el euro, pero aún no hay plazos establecidos. En Budapest la moneda oficial es el florín húngaro. 1 euro son 311,76 florines húngaros. El mejor tipo de cambio lo suelen ofrecer las casas de cambio cercanas al centro de la ciudad. La cotización en bancos, aeropuertos y hoteles suele ser más elevada. Antes del viaje se recomienda consultar la comisión que aplica vuestro banco por sacar dinero en divisa extranjera. De esta manera podréis valorar la opción de sacar dinero en cajeros de Budapest. De todas formas la mejor manera de ahorrar comisiones es pagar con tarjeta de crédito siempre que sea posible.
Como os comentaba en uno de los blog anteriores, Budapest es una ciudad bastante asequible y si lo comparamos con Viena, la diferencia es bastante notable. Te puedes permitir comer en sitios estupendos a un módico precio, y en cuanto al alojamiento sólo os diré que es como la mitad de precio que en Viena, en hoteles de la misma categoría.

Budapest está separada en dos por el Danubio, por un lado la parte alta, Buda, donde se encuentra el famoso Castillo y el Bastión de los Pescadores y por otra la parte baja, Pest, donde la ciudad bulle y te atrapa.
Una vez situados en esta ciudad tan increíble, comenzaremos haciendo un recorrido por algunos de los lugares más emblemáticos y curiosos de la ciudad. Comenzaremos por la parte baja, Pest.
Como digo siempre, la mejor manera de conocer un lugar es paseando, y Budapest es una ciudad que se presta a ello. Un lugar idóneo para pasear es la Avenida Andrassy. El diseño de esta avenida la realizó el Conde Andrassy, en el siglo XIX, quería competir con la majestuosidad de los bulevares de París y vaya si lo consiguió, fue más allá, la avenida ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad.
Precisamente en la Avenida Andrassy se encuentra la Ópera Nacional de Hungría,  un edificio neo renacentista construido por un arquitecto húngaro. Fue financiada por Francisco José I, emperador de Austria, con la condición de que ésta no fuera más grande que la Ópera de Viena.

El exterior del edificio está decorado con esculturas de famosos músicos y compositores. Para hacer una visita a la ópera hay dos opciones como os dije en el anterior blog sobre la Ópera de Viena, uno es comprar la entrada y ver una ópera o hacer una visita guiada. En cuanto a cual de las dos es más bonita, el exterior de las dos es igual de grandioso, pero una vez en el interior, el auditorio es mucho más majestuoso el de Budapest, tiene la grandiosidad de la época de la Emperatriz Sissi. Pero el resto del interior gana la Ópera de Viena, el vestíbulo, la impresionante escalinata, el salón de té... aunque el de Budapest también es precioso.


Otro lugar destacado es el Mercado Central, visita turística obligada, te guste o no la gastronomía, es un sitio colorido, lleno de aromas y sabores autóctonos. Se encuentra en una de las zonas más céntricas de Pest, muy cerca del puente Szabadság, en la Avenida Vámház. Es un edificio histórico, fue inaugurado a finales del siglo XIX. Su finalidad era controlar la calidad y conservación de los alimentos, ya que en esa época había muchos problemas sanitarios.
Los ciudadanos no estaban muy contentos con esta construcción, ya que a raíz de su construcción los precios se incrementaron mucho y además se agravaron después de la Primera Guerra Mundial.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la estructura del Mercado quedó gravemente dañada y poco a poco se fue degradando, hasta que finalmente en 1991 se cerró al público. Tres años más tarde fue restaurado y hoy en día es uno de los edificios más significativos de Budapest.
La fachada es de gran belleza, ya que destaca por su acertada combinación de ladrillos de diferentes tonos y sus tejados de cerámica.
Si quieres conocer la auténtica vida en Budapest, no olvides visitar el Mercado Central. Es visitado tanto por los turistas que visitan la ciudad como por los propios habitantes de la ciudad.

Podéis visitarlo todos los días excepto los domingos, los sábados también abren hasta las tres. 
El Mercado está dividido en dos plantas y una balconada donde se encuentran los restaurantes. La planta principal, que da a la calle es la más alegre y luminosa, llena de colorido y es donde se encuentran los puestos de verduras, frutas, carnes, panadería etc y en casi todos ellos venden la Paprika húngara. Hay símbolos que identifican un país, en este caso decir Paprika es decir Hungría. En ningún país hay tantas variedades como aquí, distintas formas, tamaños, lo comen para el desayuno, el almuerzo, la cena. Hay recetas que llevan su nombre como el "Pollo a la paprika", el plato nacional es el "Gulash" que también la lleva. Luego también está la versión en polvo, venden multitud de saquitos para los turistas. Tanto partido la han sacado que hay algunos chef que ya hacen helado de paprika y también hay una bebida húngara alcohólica muy famosa.
En la segunda planta es donde se encuentra lo más visitado por los turistas, típicos suvenirs, trajes típicos, muñecas, cerámicas, ganchillo, etc Además podremos degustar rica comida típica de la zona.

El edificio más emblemático de Budapest situado a orillas del Danubio es el Parlamento de Hungría. Es de estilo neogótico, con algunas particularidades. La verdad es que es una verdadera joya, se encuentra en Pest, pero si subes a Buda, desde allí hay unas vista espectaculares, merece la pena verlo desde allá arriba tanto de día como de noche.
El edificio fue construido entre 1884 y 1902 por un arquitecto húngaro que se quedó ciego unos meses antes de la inauguración. Es el mayor edificio del país y el segundo del mundo después de Rumanía.
Cuando no hay sesión parlamentaria puedes hacer una visita guiada por sus salas. Se hacen cada media hora durante todo el guía y en varios idiomas. Podréis ver la gran escalinata central, las joyas de la corona, el salón de la cúpula y numerosos frescos.

Uno de los lugares que más me gustaron de mi visita a Hungría fueron los baños de Széchenyi, son los mayores baños termales medicinales de Europa. Su agua es suministrada por dos fuentes de aguas termales, mantienen una temperatura entre 20 ºC y 77 ºC respectivamente. Estas aguas termales contienen sulfato de calcio, magnesio, bicarbonato, flúor y ácido metabórico principalmente.
Por algo le llaman a Budapest la ciudad de los balnearios, no les falta razón hay cerca de cien manantiales por los que mana agua mineral con características termales. La ciudad de Budapest se asienta sobre una falla geológica por la que manan estas aguas de características termales y curativas.
Anteriormente ya habíamos probado esta clase de baños en Bulgaria, pero la grandeza y majestuosidad que tenía este lugar era diferente.
Aunque la mayoría de los baños y piscinas termales se encuentran a lo largo de la orilla del Danubio que da hacia Buda, el balneario de Széchenyi se encuentra en el centro del parque municipal de Pest, justo detrás de la famosa plaza de los héroes. Estos baños se caracterizan por ser los más grandes y cálidos, tienen 15 piscinas interiores y 3 enormes al aire libre.



Los baños de Széchenyi se inauguraron en 1913, son edificios de estilo neobarroco. Abren todos los días de seis de la mañana a diez de la noche y con el precio de la entrada, te incluye el acceso a todas las piscinas y saunas, además incluye  derecho a una cabina. Las cabinas se encuentran en la parte exterior del edificio y se asigna una a cada visitante. Te dan una pulsera magnética con la que se abre la cabina. Y allí puedes dejar tranquilamente tus pertenencias. 
Estos baños son mixtos, en Budapest es muy habitual que los baños abran un día para chicos y otro para chicas. Por eso, nosotros nos decantamos finalmente por este balneario, además de que era el que más nos atraía por varios motivos como su amplio horario y sus bonitas edificaciones.
A nosotros nos encantaron las instalaciones, estuvimos primero en las piscinas exteriores y luego en las interiores, queríamos probar un poco de todo.
Entre las exteriores, rodeadas de preciosos edificios hay una que nos gustó especialmente, llamada La Meca, tiene un jacuzzi en el centro en forma de espiral, que te hace girar, es divertidísimo, es para que vayas contra corriente y así hacer ejercicio. También hay chorros de agua para darnos masajes en la espalda, en definitiva fue una de las piscinas que más nos gustó. Luego había otra que estaba a 38 ºC, te tienes que meter poco a poco porque está muy caliente, de hecho hay carteles donde te informan que no debes estar más de 20 minutos, ya que te puede dar una bajada de tensión. Allí había algunas personas que jugaban al ajedrez en unos tableros flotantes. Todo ello muy curioso.
Estas piscinas están abiertas tanto en invierno como en verano.


Esta es la Catedral Basílica de San Esteban, es un edificio religioso de culto católico. Es de estilo Neoclásico, con planta de Cruz griega. Junto con el Parlamento de Budapest, son los edificios más altos de la ciudad, con 96 metros y el edificio religioso más grande del país, con capacidad para albergar 8.500 personas.
Desde su cúpula hay unas impresionantes vistas, no olvides la cámara de fotos. Si no quieres subir los 360 escalones, tienes ascensor.
En la Catedral se encuentra una reliquia, La mano momificada de San Esteban, la Santa Diestra. San Esteban, fue el primer rey de Hungría y se le atribuye la conversión de los Magiares (primeros pobladores de Hungría) al catolicismo. Si quieres ver la reliquia solo tendrán que donar un euro y se encenderá una luz que te dejará ver la mano de San Esteban.
En cuanto a curiosidades, podemos decir que la reina del Pop, Madonna, se casó aquí, en esta misma iglesia, cuando encarnó al personaje de Evita Perón. El director Alan Parker eligió este escenario para recrear la boda del General Perón con su adorada esposa.
Si seguimos con curiosidades, también está enterrado aquí un jugador del Real Madrid, "Puskás", jugador en el equipo desde 1958 hasta 1966, y compañero de Di Stefano y Gento.
La Catedral es también escenario de muchos conciertos de música clásica, debido a su buena acústica. Es frecuente la celebración de audiciones de música sacra y recitales de órgano, sus conciertos son famosos en toda Europa. Las piezas de los compositores como Vivaldi, Mozart o Bach son escuchados habitualmente por multitud de personas aquí en la Catedral.

Muy cerquita de la catedral, hay una heladería donde hacen los helados más famosos de toda Hungría. Se trata de  unos riquísimos conos con forma de rosa. Te hacen los pétalos de los sabores que quieras, y de esa manera creas unos helados muy coloridos. Están riquísimos.
Cada día íbamos a por uno de diferente sabor. Además uno de los días estaba una chica que hablaba español porque había estado una temporada trabajando en España.
Tenían un arte haciendo helados... era para verlo, en un visto y no visto te hacían el helado de forma totalmente artesanal, pétalo a pétalo pero muy rápido.  Le preguntamos si no le importaba que le filmáramos y lo hicimos porque era muy curioso.
Otro lugar para pasear es el barrio judío. Hubo un tiempo en el que en Budapest se concentraba una de las poblaciones judías más importantes del mundo, por eso no es de extrañar que se construyera la Sinagoga más grande de Europa y la Segunda más grande del mundo.
El antiguo barrio judío donde se encuentra la Sinagoga, se convirtió en gueto a partir de marzo de 1944. Cuando quedaba menos de un año para terminar la Segunda Guerra Mundial, confinaron a todos los judías en esta zona, es uno de los momentos más negros del país. Muchos de esos judíos fueron llevados a los campos de concentración y muchos otros murieron dentro del gueto en aquellos últimos años de la guerra. 
Merece la pena una visita, para rendirle tributo a toda esa gente. 
El edificio tiene un aire claramente árabe. El interior tiene apariencia de una iglesia como las que estamos acostumbrados a ver, la planta es alargada, adoptando la clásica disposición basilical cristiana. Incluso dispone de órgano, instrumento poco común en las sinagogas. Dicen que se hizo de esta manera para integrase mejor entre los húngaros. Está muy decorado y hacen distinciones entre las zonas, unas para hombres y otra para mujeres. En general esta sinagoga es muy particular, porque normalmente suelen ser más austeras, sin embargo esta se realizó en madera y mármol, muy decorada.
En el patio interior se encuentran fosas comunes, donde los propios judíos enterraron a sus muertos y se encuentra también el árbol de la vida, construido en honor a los judíos caídos durante el Holocausto.




Paseando a orillas del Danubio, muy cerca del Parlamento de Hungría os encontraréis uno de los monumentos más curiosos, "Los Zapatos del Danubio", sesenta pares de zapatos de hierro oxidado plantados en el suelo. Los hay de todas las formas, estilos y tamaños, de hombre, de mujer y de niños. Todos ellos tienen una triste historia. Es una escultura en homenaje a los judíos. Fue idea del director de cine Can Togay y obra del escultor Gyula Pauer. 
En octubre de 1944 los alemanes llegaron a Hungría y Hitler destituyó al gobierno de entonces, poniendo en su lugar a alguien de su confianza, con ideas antisemitas, que aterrorizaron a todos los judíos en Budapest. Cerca de 80.000 judíos fueron enviados a campos de concentración como Auschwitz. A los pocos que quedaron en Hungría, les encerraron en el ghetto de Budapest y luego entre diciembre de 1944 y enero de 1945 cogieron a 20.000 judíos del ghetto, les llevaron a orillas del Danubio, les obligaron a descalzarse (los zapatos eran valiosos en la Segunda Guerra Mundial), les disparaban por la espalda y acto seguido caían al río.

Cruzar el puente de las cadenas a pie, es una de las visitas imprescindibles. Es el Puente Szechenyi, conocido como Puente de las Cadenas, es uno de los más bonitos de Europa, pudiendo competir con el puente de Carlos de Praga por ejemplo.
Es una obra de Adam Clark y lleva el nombre de Istvan Szechenyi, que fue el promotor de la obra y un personaje importante del siglo XIX. Fue el primer puente que une las dos orillas del Danubio a su paso por Budapest, une las dos partes de la ciudad, Buda por una parte y Pest por la otra.
El puente desde el lado de Pest está muy cerca de la calle que lleva a la Catedral de San Esteban y en el otro extremo que da hacia Buda, justamente acaba al pie de la estación inferior del funicular que sube a la colina del Castillo.
Hay más puentes que cruzan el Danubio, además del Puente de las Cadenas, uno de ellos es el Puente de la Libertad, que compite en belleza con el anterior. Es el que está justamente enfrente del mercado.


Seguimos la ruta... una vez que hemos cruzado el Puente de las Cadenas, tomamos el funicular (merece la pena) y subimos a recorrer Buda. Un lugar precioso y con unas vistas sobre Pest de película.
El funicular de Budapest está situado muy cerca del Puente de las cadenas, se encuentra en la Plaza Clark Adám Ter y sube hasta el Castillo de Buda.

Fue inaugurado en 1870, fue el segundo que se construyó en Europa. Durante la Segunda Guerra Mundial quedó prácticamente destruido, en 1986 lo reconstruyeron fielmente al original y desde entonces sigue en funcionamiento. 
Funciona muy bien y merece la pena cogerlo porque hay unas vistas preciosas. Y a los que os guste la fotografía os gustará subir en él pues da mucho juego según va subiendo hay unas vistas espectaculares del puente.
La fotografía del Puente de las cadenas de arriba, se tomó con el funicular en marcha.
Podéis subir con el funicular y luego bajar andando o coger billete de ida y vuelta (sale más económico).
Como curiosidad deciros que junto a la estación del funicular, en la Plaza Clark Adám Ter, está situado el Kilómetro 0. Desde ahí se miden todas las distancias en Hungría.
El horario del funicular suele estar desde las 7:30 hasta las 22:00 pero aseguraos por si cambia de invierno a verano. Y en cuanto al precio, no suelo ponerlo porque los precios suben cada año y dependerá de cuando vayáis, además los precios de todo se puede ver en las páginas oficiales.

Una vez arriba en Buda, visitaremos el barrio del Castillo de Buda, que por algo fue nombrado Patrimonio de la Humanidad. Recorremos un poco sus calles y llegamos hasta la Iglesia de Nuestra Señora (en honor a la Virgen María, patrona de Hungría) conocida como la Iglesia de Matías (aunque algunos la llaman San Matías). Es una preciosidad, llama un poco la atención entre otras cosas porque tiene un tejado muy colorido.
En realidad esta iglesia viene de muy atrás aunque hay varias versiones. La tradición eclesiástica mantiene que San Esteban I, el primer rey húngaro construyó aquí una edificación religiosa sobre 1015 y posteriormente distintos reyes fueron modificándola, dándola un aire gótico y posteriormente Matías I, que le dio un estilo renacentista. De ahí el apodo de "Iglesias de Matías". Más tarde Buda fue invadida por los turcos otomanos, y la transformaron en mezquita, pero los ejércitos germanos lo recuperaron expulsando a los turcos y volviendo a tener la importancia que tuvo anteriormente para los cristianos.
Es uno de los templos más bonitos de arquitectura ecléctica. Su forma actual fue debida a la restauración que se produjo en el siglo XIX.
Gracias a su excelente acústica, se celebran conciertos de órgano y música clásica.
Muy cerca de la Iglesia de Matías se encuentra el Bastión de los Pescadores, es de principios del siglo XX y fue realizado por el mismo arquitecto que la Iglesia de Matías.
Es una terraza-mirador de estilo neogótico y neorrománico situada a orillas del Danubio. Tiene numerosas escaleras y paseos. Está compuesta por 7 torres como la que veis en la fotografía de la derecha. Las siete torres representan las siete tribus magiares que se establecieron allí en el año 896. Se llama así por los pescadores que defendían las murallas de la ciudad en la Edad Media.
Hoy en día la obra sólo tiene función decorativa. Siempre está llena de turistas que van y vienen, ya que las vistas que se obtienen desde aquí de la ciudad de Pest, son preciosas. Tiene una vista del Parlamento espectacular, tanto de noche como de día.
Entre el Bastión de los Pescadores y la Iglesia de Matias, se alza una escultura de bronce a caballo que es Esteban I de Hungría.
Y por último muy cerquita está el Castillo de Buda también llamado Palacio Real, ya que antiguamente fue la residencia de los Reyes de Hungría. Actualmente alberga la Biblioteca Széchenyi , la Galería Nacional y el Museo de Historia de Budapest. Tiene unos bonitos jardines y si sois unos apasionados del arte, merece la pena una visita.
En cuanto a la gastronomía, deciros que se come muy bien y los precios no son caros. Es muy variada, rica en sabores y aromas, algo picante. El plato más típico es el gulash, con su rico pimentón. Tiene algunos sabores muy nuevos para nosotros, como la sopa de guindas.
Bueno y con Budapest, ya terminamos nuestro viaje. Nos gustó mucho el recorrido. Como habéis visto en los blog anteriores, las tres ciudades son muy diferentes entre sí, cada una de ellas tenía un encanto especial.













viernes, 16 de febrero de 2018

Viena (Austria)

Viena, capital de Austria, es una preciosa ciudad situada a los pies del Danubio. Tiene una larga historia, ya que es una de las capitales más antiguas de Europa, por lo que cuenta con un importante patrimonio artístico. La música jugó un papel muy importante en esta ciudad. 

Llegamos a Viena desde Bratislava (información en el blog anterior) a través del tren, y enlazando con el metro. Nos bajamos muy cerca del hotel,  estaba en un lugar muy céntrico, no necesitábamos transporte para visitar el centro de la ciudad. Ahí va mi primer consejo, cuando sólo vais a estar tres o cuatro días, lo mejor es cogerte el alojamiento en el centro de la ciudad, porque si no te pasas media vida en el metro, y no compensa, así de esta manera, aunque te salga menos económico el hotel, te lo ahorras en transporte y tiempo.
Lo primero que hicimos al llegar fue dejar las maletas en el hotel y salir a pasear por el centro. Recordad que pasamos todo el día visitando Bratislava y llegamos a Viena al anochecer. Recorrimos el centro y buscamos un lugar para cenar, Viena de noche tiene un encanto especial.
Como ya os dije en el blog anterior, es una ciudad bastante cara, los precios son muy elevados tanto en restaurantes, hoteles como en transporte. Es lo opuesto totalmente a Bratislava.
En cuanto al transporte, aunque nosotros no lo utilizamos excepto para visitar algún Palacio a las afueras y para cambiar de ciudad, es bastante bueno. Podéis coger cualquier transporte como el metro, tren, tranvía, bus o taxi, que funciona bastante bien. Y  si tuvierais el hotel un poco alejado del centro, podéis coger un bono de dos o tres días para cualquier tipo de transporte, os saldrá más económico. Podéis comprar los billetes en las máquinas expendedoras de la estación. Otra cosa a tener en cuenta es que si viajáis con niños menores de 15 años y coincide con las vacaciones escolares en Viena, el transporte es totalmente gratuito para ellos.


Ahora tocaba recorrerla a pleno día. Es una ciudad elegante y señorial, sus calles están llenas de carruajes por todos lados, con turistas que van fotografiando todo a su alrededor.
Salimos del hotel y fuimos hacia la Catedral de San Esteban (Stephansdom), que estaba muy cerquita. Se encuentra en la Plaza de San Esteban en pleno centro de la ciudad austriaca. Para los que están alejados del centro la estación de metro más cercana es "Stephansplatz". Es el símbolo religioso más importante de Viena, está levantada sobre las ruinas de una iglesia románica dedicada a San Esteban. Está coronada por una torre gótica en forma de aguja de estilo gótico. En total cuenta con cuatro torres, la torre sur es la más alta, 137 m, cuenta con 343 escalones y tiene unas vistas de Viena espectaculares. Tiene un total de 13 campanas. La mayor de ellas y la segunda más grande de Europa está situada en la torre norte a 68 metros de altura. Una característica de esta catedral son los azulejos de los tejados, que llaman mucho la atención y que tuvieron que ser restaurados después de la II Guerra Mundial. Entre otros dibujos que forman los ladrillos del tejado está el águila bicéfala imperial y real y los escudos de la ciudad de Viena y Austria.
En el interior hay diversos estilos arquitectónicos, la nave central y las capillas laterales junto con el coro son de estilo gótico, pero algunas zonas de los laterales son de estilo barroco.
Entrar a la Catedral es gratuito, sólo hay que pagar si quieres ver al detalle algunos sitios como el altar o subir a la torre para poder ver las vistas de Viena.
Este edificio que veis a la izquierda, se encuentra justamente frente a la Catedral, es la "Hass House", dentro podéis encontrar desde un hotel, a un centro comercial y un restaurante.
Es un edificio posmodernista de los años 1985-90, en pleno casco histórico de Viena. Está tan cerca de la Catedral, que como podéis ver se ve reflejada en su fachada de vidrio.
Suscitó mucha polémica como suele ocurrir cuando pasan este tipo de cosas (recordemos la Pirámide de cristal a la entrada del Louvre), pero finalmente se asume y acaba por gustar y encontrarle algún atractivo, aunque hay quien nunca lo acaba de aceptar. 
Al lado de la catedral se encuentra la calle Kohlmarkt que junto con Kärntnerstrasse y Grabestrasse forman "la U de oro" de Viena, la llaman así por la forma similar a esta letra. En esta calle peatonal se encuentran las mejores firmas de moda internacional y austriaca, así como joyerías tan conocidas como Tiffanys, Cartier o Bulgari. No es de ahora, antiguamente los sastres y joyeros de la corte imperial instalaban aquí sus talleres. 
Tomando como referencia la catedral, si cogemos la quinta calle a la derecha podremos encontrar una oficina de turismo, donde podemos coger un plano de la ciudad. Y justamente enfrente tenemos el Palacio Albertina, museo de arte donde podemos encontrar una de las colecciones gráficas más extensas del mundo, algunas obras de artistas tan importantes como Monet, Renoir, Cezanne, Matisse, Miró o Picasso forman parte del citado museo. Si os gusta el arte, tenéis cerca otros dos museos muy interesantes, como el Kunsthistorisches Museum Wien, museo de Historia del Arte, que guarda una extensa colección de obras muy importantes, figura entre las colecciones de arte más destacadas del mundo. En su pinacoteca se encuentran obras de Vermeer, Velázquez, Rubens, Rembrandt, Durero, Tiziano y Tintoretto; así como una colección de antigüedades espectacular. El otro museo es el Naturistoriches Museum, Museo de Historia Natural, alberga en su interior más de 20 millones de objetos, entre los más preciados está La Venus de Willendorf, la estatuilla de la fertilidad, que tiene más de 24.000 años.
Si vais a hacer varias visitas a museos o Palacios, echad un vistazo a viennapass.es/ quizá os interese, como os dije esta ciudad es bastante cara y hay que economizar de alguna manera. Si no la cogéis, también hay en algunas visitas entradas familiares que salen algo más económicas.

Una vez vista la catedral, tomamos la calle que va hacia la izquierda (Kärntner Strasse) y todo seguido llegaremos a la conocidísima Ópera de Viena.
El Teatro de la Ópera de Viena está situada en la Ringstrasse, un boulevard circular que construyeron cuando demolieron las murallas de la ciudad, en plena decadencia de los Habsburgo pero con la subida al trono de Francisco José, se consiguió restablecer una nueva época de grandeza en Viena. Este boulevard recogió un nueva trama de edificios emblemáticos que reflejaba el poder de la corona y que consiguió atraer a los más ilustres ciudadanos del imperio y a importantes comerciantes de Europa Occidental.
El Teatro de la Ópera se inauguró el 25 de Mayo de 1869 con la obra de Mozart "Don Giovanni", y a pesar de las adversidades -fue bombardeada en la Segunda Guerra Mundial- se volvió a abrir al público, el 5 de noviembre de 1955 con una ópera de Bethoven.
Otro gran acontecimiento que sucede en este Teatro todos los años el último jueves de Carnaval (febrero) es el famoso Baile de la Ópera. Se retiran los asientos y forman una grandísima pista de baile donde salen las parejas de debutantes a bailar, ellos con frac y ellas con traje blanco de noche.


Para visitar la Ópera hay dos formas de hacerlo, una de ellas es hacer una visita guiada, incluso puedes elegir el idioma, también la hay en español. La duración de la visita suele ser de unos 40 minutos. Merece la pena.
Otra es comprar entradas e ir a ver una Ópera (luego os diré una manera de hacerlo por un módico precio) y ya dentro podéis visitarla igualmente, aunque sin las explicaciones de un guía. Mi consejo después de hacer ambas visitas, es que merece la pena hacer las dos, ya que con la visita guiada te enseñan salas que no verías sin guía y te cuentan cosas muy curiosas e interesante que de otra manera no podrías enterarte. Y ver una Ópera es una maravilla y una experiencia única, y aunque hayas visto otras, no es lo mismo que hacerlo en una de las mejores compañías operísticas del mundo. Nosotros  vimos "Las Bodas de Fígaro" de Mozart, además era justamente el día de nuestro aniversario, mejor celebración imposible.
De cualquier forma que hagáis la visita, antes de acceder al interior tenéis que dar una vuelta por los alrededores en el exterior, es muy bonita. La fachada es Neo-renacentista, decorada con cinco esculturas de bronce (recuerda un poco a la Ópera de Budapest), a cada lado de la fachada hay dos fuentes. Al pasear por los alrededores, os encontraréis con un pequeño paseo de la fama, al más puro estilo "Hollywoodiense", solo que aquí están los nombres de algunos de los mejores compositores reconocidos mundialmente como Mozart, Giuseppe Verdi, Richard Strauss, etc.
Durante los meses de abril a septiembre, todo el mundo puede disfrutar de las actuaciones de la Ópera de forma gratuita gracias a la gran pantalla que ponen en el exterior, en Karajan-Platz. Todo el mundo puede deleitarse de la ópera y ballet en directo.

Las entradas a la Ópera son un poco caras. Para que os hagáis una idea, las más económicas no bajan de 150 Euros, de ahí en adelante. Pero como os dije anteriormente os diré una manera para que podáis disfrutar de ella a un módico precio. A principios del mes de Abril, es principio de temporada y se venden la mayoría de las entradas para todas las representaciones del año. Pero se guardan siempre 500 entradas, que se ponen a la venta al público el mismo día de la obra. Estas entradas cuestan entre 3 y 4 euros. Las de 4 Euros son las mejores, pero se suelen acabar rápido, son las que están justo debajo del Palco Real frente al escenario (se ve de lujo) y las de 3 se localizan en la parte superior del teatro, también con buena visibilidad. Para comprar estas localidades tenéis que ir al lado izquierdo del edificio, ya que en la entrada principal no se venden. Las taquillas abren 90 minutos antes del espectáculo, cuanto antes estéis más posibilidades de conseguirlas. Merece la pena. La desventaja de estas entradas tan rentables es que no son de venta anticipada y por lo tanto hay que hacer cola para conseguirlas, como dos horas antes de la obra y además no tenéis asiento por lo tanto hay que ser de los primeros para verlo mejor. 
Cuando visitéis el Teatro de la Ópera, al salir, muy cerca de allí se encuentra el Hotel Sacher, todo un emblema en la ciudad, no dejéis de entrar a su cafetería para saborear la tarta del mismo nombre, elaborada con dos bizcochos de chocolate, separados por una fina capa de albaricoque y todo ello cubierto por una fina capa de chocolate negro. Fue creada por Franz Sacher para festejar el cumpleaños del príncipe. El Café es espectacular, tiene una decoración de corte aristocrático, muy pomposa y recargada a juego con la vestimenta de sus empleados. Merece la pena una visita.


Otro lugar que merece la pena visitar es el palacio imperial, "El Palacio Hofburg", es el palacio más grande de la ciudad. Fue la residencia de la mayor parte de la realeza austriaca, especialmente de la dinastía de los Habsburgo. Actualmente es la residencia del presidente de la República austriaca. Las partes más antiguas datan del siglo XIII.
Es uno de los lugares turísticos más visitados de Austria, ya que alberga la Cámara de la plata, la escuela Española de Equitación, la biblioteca Nacional y uno de los museos más visitados, el museo de Sissi , dentro de los aposentos imperiales. Allí se pueden ver numerosos objetos personales de Elisabeth así como los retratos más famosos de la emperatriz.
Para los curiosos os diré que en esta exposición se puede llegar a conocer su vida privada, así como su rebeldía contra la suntuosidad de la corte, su obstinación por la belleza y la esbeltez, su obsesión por el deporte, tenía su propio gimnasio, muy curioso de ver por cierto. En el museo se puede ver su vida desde que era una jovencita despreocupada, pasando por su compromiso con Francisco José, emperador de Austria hasta su asesinato en 1898 en Ginebra. 
Con la entrada os darán unas audio-guías en vuestro idioma.


Viena está repleta de palacios que no se pueden visitar en un solo día. Mi consejo es ir dosificándolos e ir alternando con otras visitas y paseos por la ciudad.
El Palacio de Belvedere, es otro de los bonitos palacios que alberga la ciudad de Viena, tiene unos exteriores espectaculares.
Es un palacio barroco que fue construido como residencia de verano para el príncipe Eugenio de Saboya. El conjunto está formado por dos edificios principales, Belvedere Alto y Belvedere bajo y los extensos jardines que los separan. 
Hoy en día alberga un museo de arte. Entre sus colecciones, destaca sobre todo su conocido cuadro "El Beso" de Gustav Klimt; de su interior palaciego apenas queda nada. Por lo tanto si no disponéis demasiado tiempo, es mucho más interesante visitar los Palacios de Hofburg y Schönbrunn, con una preciosa decoración interior. El Palacio de Belvedere como os dije anteriormente es espectacular para pasear por sus jardines, pero su interior no merece demasiado la pena.


El Palacio de Schönbrunn construido en el siglo XVII fue durante años residencia de verano de la familia real de Viena. También es conocido como el Versalles vienés debido a sus jardines.
El Palacio junto con sus amplios jardines, es uno de los conjuntos barrocos más importantes de Europa. En 1996 fue nombrado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
 Otra curiosidad es que tiene el parque zoológico más antiguo del mundo, ahora uno de los más modernos de Europa.
Si visitáis el interior, podréis ver las habitaciones decoradas con mucha suntuosidad, en estilo rococó. Veréis los salones oficiales o las habitaciones que ocuparon Francisco José y la emperatriz Isabel (Sissi). Es interesante la visita porque al comprar la entrada os darán una audioguía en español, donde os irán narrando multitud de detalles interesantes de los distintos acontecimientos que tuvieron lugar en el palacio en su época de esplendor.
Un paseo por los jardines completaría la visita, además de poder visitar el Museo de Carruajes que se encuentra junto al Palacio y el Zoológico que citamos anteriormente.
Un consejo importante, subid a la colina cuando paseéis por los exteriores, desde allí obtendréis unas vistas preciosas del Palacio y sus jardines.

Viena es conocida como la capital mundial de la música, ya que aquí vivieron más compositores famosos que en ninguna otra ciudad y la música está por todas partes. 
Los auditorios y teatros de la ciudad ofrecen música clásica y festivales continuos durante todo el año. En la ópera se pueden encontrar estrellas de talla internacional, también se hacen conciertos de Jazz, en definitiva todo lo que tenga que ver con la música está muy presente en la ciudad.
Si queréis visitar la casa de Mozart, se encuentra en la calle Domgasse, 5. Es la única que aún se conserva, aquí residió durante tres años, dicen que los más felices de su vida, y fue en el período en el que compuso "Las bodas de Fígaro".
Si queréis descansar y reponer fuerzas para continuar con las visitas turísticas, podéis visitar uno de los maravillosos parques que hay en el centro de Viena. Uno de los más conocidos es el Stadpark,  ahí se encuentra uno de los monumentos más fotografiados del mundo, el monumento dorado a Johann-Strauss. El Stadpark es el parque con más monumentos y esculturas de Viena.
Como ya hemos recorrido algunos de los lugares más destacados de la ciudad de Viena, después de unos días, no queda más remedio que hacer maletas y coger el tren hacia nuestro siguiente destino: Budapest (Os hablaré de esta preciosa ciudad en el siguiente blog).